domingo, 19 de octubre de 2014

Déjales, que se escandalicen.



No entienden tu cuerpo,
no saborean tus pálidas curvas.

Y es que eres como el hielo,
que si se posa sobre ti
te estremece y,
llega un momento en el que te quema,
de tanto sentirlo.

Y él,
nada desagradecido de tu calor,
se derrite desapareciéndo en tus hemisferios,
sin esperar nada a cambio.

Dime entonces qué cosquillas te gustan,
quién quieres que te arrope
y que te quite la ropa.

Déjales,
que se acojonen de nuestro lenguaje,
que se sientan sucios por los verbos que usas cuando gritas.

Cómo coño no van a amar todas las locuras
que salen de esos labios jóvenes y rojos.

Rojo placer,
como el que das tú.

-Mene Black

Qué culo



Ahogado tu culo,
marchitos tus pechos.

Qué pétalos,
qué polen.

En el invierno tiemblan tus labios morados
y lloran de felicidad tus hoyuelos.

Qué curvas, qué potencia.

Qué olor.

De aquel momento
nacieron tus clavículas
y de la luz tus reflejos rojizos al viento.

Qué culo.

Ni con amor,
ni con sabor
podrían describirte en una canción.

-Mene Black

Finjo



¿Que si te pude olvidar?
qué profundo.

No miento, solamente finjo.
Convénceme de deshacerme de nuestro pasado.
Miénteme olvidándome.
Fínjeme convenciéndome.

De verdad,
intento conseguirte.
Y sí,
no me llega la paz,
es lo más natural
que todo tenga un final.

Y así nazco,
una y otra vez,
una y otra vida,
una y otra lágrima.

Que si te pude olvidar,
qué incierto.
Que si quedaste en el ayer,
qué poco probable,
qué poco acertado.

Bésame el porqué,
quiéreme el mañana,
convénceme la mentira.

Finjo,
finjo
...

finjo.

Que quedaste en el ayer,
que intento olvidarte,
que te siento lejano,
que te siento extraño,
que no te acaricio,
que no te miento.

Qué estúpido.
Yo todavía te respiro.

-Mene Black. A mi gato, a mi Alma.