Si yo pudiera, amor,
engañarme a mí misma,
vivir a ras de tierra,
siempre en la superficie,
a flor de agua y de luz,
no dentro, sumergida,
interiormente viva...
¡Engañarme, oh amor,
como el niño que ríe!
Hacerme creer que esto,
y este fantasma oscuro,
desmesurado y ancho,
son sólo interiormente
unos brazos amigos
que luego han de estrecharme...
Josefina de la Torre
No hay comentarios:
Publicar un comentario