Dos disparos seguidos en el pecho
dolerían menos que los truenos de mi cabeza,
que callan cuando me toco
y gritan cuando me voy.

Gritos
que aullan sin descanso
por todas las espinas que se mezclan con sangre.

La Luna, sin embargo,
se mantiene firme,
me mira y lo entiende todo,
siente conmigo.

Mientes, mientes, mientes...

Necesito
no necesitar,
necesito que me escuchen,
necesito que no me escuchen,
necesito que te calles.

No me busco porque ya me tengo,
no te busco porque no te tienes,
no me importa qué me escribes
porque to lo que cantas es mentira
y a mi no me gustan las mentiras.

Si la droga no fuese mala...

 Antes no entendía por qué la gente se drogaba,
ahora entiendo que no es por probar, no es por gusto,
es por evadirse, porque nos van sucediendo cosas
que nos van rompiendo y, llega un punto
donde la realidad es demasiado dolorosa
para afrontarla, la gente es demasiado cruel como para merecerla,
a veces sólo me gustaría aceptar la pastilla y,
olvidarme de que me han roto el corazón.

Olvidarme de las enfermedades, olvidarme de las traiciones,
olvidarme de cómo las personas tratan a su alrededor,
de cómo la vida se hace cuesta arriba y, la mente débil,
pretendiendo ser fuerte, me escondo entre canciones y películas,
no me drogo, pero cuánto me gustaría que no fuese algo malo
para poder drogarme sin culpa, para poder drogarme
sin falta de salud, sin falta de criterio, sin falta de juicio...

 Te va a perseguir 
todo lo que has hecho,
te van a acribillar todos
los mosquitos del invierno.

Perecerás en las dunas de Lanzarote,
y yo, escalaré montañas y respiraré aire puro,
estaré tan, tan arriba, que ni si quiera podré agacharme a mirarte.
Come la rabbia di amare.

 Arde en el infierno
mi núcleo roto, mi espacio vacío,
flota en el mar
mi casa en ruinas, mi bosque incendiado.
No te lo mereces, no me mereces,
no me lo merezco.
Arde.